lunes, 5 de marzo de 2012

De ojos grandes. By @ginevravampire




Hoy me quise acordar de una de las etapas donde fui más feliz en mi vida.
Porque cuando crece uno, también nos crecen los ojos, aunque siempre los
veamos del mismo tamaño.
Nos volvemos de ojos grandes, y ya grandes somos cuando nos damos cuenta
que no siempre vamos a vivir en la burbuja que tanto nos procuraron nuestros
padres. Que no cada navidad habrá un árbol en diciembre lleno de lucecitas
multicolor. Que las personas que amamos no son eternas y un día nos harán
falta llevándose un pedazo de nosotros mismos. Que ahora tienes que trabajar
y que no habrá una sopa caliente esperándote, cuando regreses de la escuela.
Que la ciudad esa que viste de niño, va cambiando como van cambiando los
amigos volviéndose extraños y recuerdas las risas mientras jugaban "resorte".
Hasta el cielo va cambiando, de niño tomabas el color "azul cielo" para dibujarle
nubes a una casa con chimenea. Cada vez parece más extraño ver que el cielo
ciertamente es azul y no gris. Por eso me parece hermoso ver los volcanes desde
el piso 18 donde paso la mayor parte del día.
Angeles Mastretta escribió en Arráncame la vida: "...para vivir en este país, se
necesita estar pedo o loco..." cuando lo leí por primera vez hace como la mitad
de mi vida o menos, todavía no tenía los ojos grandes. Pero ahora ya los tengo.
Locos debemos de estar todos o por eso hay tanto pedo en esta ciudad que
con todo y sus horrores seguimos trajinando día a día, porque algo ha de tener
de mágico esta patria para no salir corriendo cuando nuestra seguridad se ve
afectada.
Entonces fue cuando quise recordar cuando solo tenía que pensar en las pesadas
matemáticas y en el viaje próximo que haría con mis papás a las Islas Vírgenes, a
Canadá o de nuevo a Disneylandia después de salir de la escuela.

Viajaba demasiado, cada vez íbamos a Texas por una material que mi papá

vendía.
Pero aunque fuera de trabajo siempre pareció que era de placer, atravesar la
carretera en coche desde nuestra casa hasta Orlando y de regreso, mi papá tiene
cada una de los viajes documentados en beta.
Quién sabe que habrá sido de esas películas o del papá de mi memoria.
Lo que lo compensa ahora es haber encontrado por fin con quien quiero pasar el
resto de mi vida, que me gusta porque se toma la molestia de enseñarme a volar a
pesar de las alas rotas.
Así es esto... de ir creciendo.



3 comentarios:

  1. Con esto que escribiste, me dan ganas de crecer más rápido, ya quiero tener ojos grandes para poder ver todo lo que tu ves, aunque leyéndote me basta. Me encanta tu manera de escribir, Gin.

    ResponderEliminar
  2. Cuando tienes los ojos grandes para ver la vida ves más lejos y más profundo, aunque hay personas a las que se les empequeñecen los ojos y el alma conforme crecen, tu no eres de esas personas.
    Las alas rotas siempre pueden enderezarse.
    ¡Muy buen blog!

    ResponderEliminar