miércoles, 7 de marzo de 2012

Las 6:00 a.m.


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Las seis a.m. suena el despertador, somnoliento busco apagarlo por el desespero que provoca su
infernal sonido.

Cuando logro apagarlo, busco mis anteojos, los tomo y me pongo cara arriba tratando de despabilarme.

De repente un aroma como de flores despierta mis sentidos, giro la cabeza hacia un lado y ahí esta. Aun

dormida, con su piel canela ocupando el espacio de al lado como todos los días, hermosa y desnuda piel

Canela. Sus hermosos ojos café están aun apagados, están inertes ante la tranquilidad de su reposo, su respiración es regular y totalmente armónica.

Los cobertores celosamente guardan la piel desnuda debajo de ellos. La miro por un momento y contemplo su bello y largo cabello negro azulado, lo tomo entre mis dedos y sorbo el aroma del que esta impregnado y me deleito perdiéndome entre los pliegues de mi almohada.

Paso mis dedos por su rostro, con la mayor delicadeza que mis torpes manos me lo permiten, no queriendo



sacar a esa estatua, a esa obra de arte de su reposo, pareciera un pecado romper tal encanto, tal espectáculo, tal armonía, tal belleza inmóvil que a centímetro de mi cuerpo, también desnudo reposa apacible.

Mientras, contemplo maravillado la belleza que se me regala al despertar, mis dedos sedientos de seguir tocando aquella piel de terciopelo, llegan a sus labios, hermosos, carnosos, excitantes, envolviéndome en la locura. Conmovido por su belleza,

Sigilosamente deslizo mi cara hacia la suya, rozándola despacio mientras sus ojos se turban un poco en reacción al roce de mi cara, lentamente como deseando que siguiera dormida, pero rogando por que despertara la comencé a besar retirando mis anteojos, pude deleitarme de aquella miel enclaustrada en su boca.

De pronto mis ruegos fueron escuchados, y poco a poco comencé a sentir, como su boca se movía al compás de la mía y pude sentir la gloria en forma de lengua rozando la mía, mientras que mis manos ansiosas, empezaron a escudriñar debajo de los cobertores. Encontrando solamente lo que se puede llamar el cielo, en su cintura, mi cuerpo ansioso del



Mientras ella asentía a mis caricias arqueando su espalda una y otra vez y diciendo que me amaba.

El momento era inigualable, ¡como cada día! ¡Como cada noche! ¡Como a todas horas! Que mi cuerpo rozaba el cuerpo de mi amada, ¡mi esposa! Que bien se sentía escuchar eso, solo superado por sus labios

Besando mis orejas no sin antes dejar escapar el susurro mas dulce diciendo te amo, te amo, ¡te amo! Sentir nuestra carne sudorosa pegada una con la otra los gestos, las caricias el todo del ser uno solo con ella era insuperable.

Como es que no había sentido eso antes, que desperdicio de tiempo el no haberla encontrado, mas que vagando en mi imaginación de poeta loco, cantándole al amor inesperado, al amor imaginario.

¿Qué hora es? Me preguntaba con la respiración agitada entre los espasmos de nuestros juegos, ¡¿qué demonios importaba la hora?! Estaba con mi amada, con mi mujer, con mi esposa. Mi cómplice, mi confidente, mi verdadero amor.

El tiempo se detenía poco a poco, el espacio se reducía únicamente a los bordes de nuestro lecho la amaba y me amaba ¿qué mas se puede pedir al despertar, que la sensación de los brazos y las caricias del ser amado?

Fue entonces que empezó la penetración lenta y suavemente mientras nuestros rostros se transformaban al sentir el ardor de la pasión dentro de nosotros. Mientras nuestra velocidad aumentaba y los te amo florecían sin dificultad de nuestros labios y la saliva y el sudor recorría cada centímetro de nuestro cuerpo

que se fundía en un

Solo ser, el balanceo se hacía perfecto, la respiración agitada era coro de nuestro amor, prorrumpíamos en el placer infinito de amarnos hasta las lágrimas hasta poco a poco irnos deteniendo.

Nos miramos a los ojos llorando de felicidad, besando nuestros labios y bendiciendo nuestra realidad.

De repente, las seis a.m. suena el despertador, somnoliento busco apagarlo por el desespero que provoca su infernal sonido.

Cuando logro apagarlo, busco mis anteojos, los tomo y me pongo cara arriba tratando de despabilarme.

El silencio esta atenuado por la mañana fría y gris, volteo al lado pero estoy solo, me levanto y mientras

Me visto, enciendo un cigarrillo. Me doy cuenta que todo había sido solo una parte de mis mas íntimos

Deseos, del amor que me une a ella ahora, de que es la razón de mi existir, pero que aun no esta

Conmigo, pero que lo estará muy pronto y lucharemos por ello, mi amada, mi esposa, mi todo......................

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